Para entender mejor las imágenes que se presentan en este artículo, es necesario conocer la especie que más aparece en ellas. Se trata de la Anthothoe chilensis, una pequeña anémona que habita en las rocas de la zona intermareal y submareal de la costa chilena, desde Arica hasta el Archipiélago de los Chonos.

La Anthothoe chilensis se caracteriza por su columna suave, lisa y de color blanco anaranjada con bandas longitudinales amarillo anaranjado o verde azulado, en forma de un corto cilindro más ancho que alto. Además, tiene un disco oral de color blanco casi transparente con tentáculos cortos y delgados dispuestos en círculos.

Aunque puede parecer frágil, esta especie tiene un mecanismo de defensa muy efectivo: cuando se siente amenazada, lanza acontios desde su interior a través de un gran número de cinclidios en la columna. Los acontios son filamentos urticantes que pueden causar dolor e irritación en la piel de los seres humanos y de los animales que los toquen.

La Anthothoe chilensis prefiere sitios protegidos de la lluvia y no se encuentra en aquellos expuestos al sol. Se ha observado que puede vivir a profundidades de hasta 4 a 5 metros, y también se le ha visto en discos adhesivos del chascón (Lessonia nigrescens), una alga parda que forma densas comunidades en las rocas del intermareal.

Aunque todavía se desconoce la importancia de la Anthothoe chilensis en el ecosistema marino, se sabe que cumple un papel fundamental en la cadena trófica como alimento de depredadores como estrellas de mar, erizos de mar y algunos peces. Además, su distribución desde Brasil hasta Argentina y su capacidad para adaptarse a diferentes ambientes la convierten en una especie de gran interés para los estudiosos de la biodiversidad marina.